Martes 18 de noviembre, Isabel Callado daba a luz a su
tercer hijo. Tal y como había
planificado el médico meses atrás, daría a luz a sus 38 semanas de gestación en
el hospital de la Caja Bancaria. Callado
fue internada el lunes 17 a las 20:00
horas de la noche para tener a su hijo a primera hora de la mañana del día
siguiente.
La madre decidió tener a su tercer hijo mediante una cesárea,
tal y como habían nacido sus dos hijos anteriores. A pesar de someterse a una tercera operación,
no tenía miedo. Ella solo tenía ganas de ver a su pequeño, en su rostro abundaba la valentía y
escaseaban los nervios. Isabel se sentía casi una experta en tema de embarazos con tan solo 28 años edad.
Una hora y media
después de haber entrado a quirófano ya se encontraba con Leonardo. Él había
pesado 4 kilos 380 gramos y medía 52 cm. Todo había salido bien, “Leo” estaba
sano y ella por dentro se encontraba rebosante de felicidad, rodeada de las
personas que amaba y apreciaba. Por fuera ella se sentía dolorida y más si pensaba
en los tres meses que se le venían, hinchazón, puntos, dieta sana, y sobretodo
reposo…
La bisabuela de Isabel, Haydee Paz, se armaba de valor al decir que ella
había tenido cuatro hijos de forma natural, hace más de 40 años atrás. Se
acuerda perfectamente de cómo fue cada uno de sus partos, cada uno con una
anécdota diferente. Ella contaba los días de embarazo en un calendario en su
casa, tachando día por día. Cuando podía, iba a hacerse una revisión al médico,
pero siempre le respondían igual: todo va bien.
Paz pone la mano en su pecho recordando como en su tercer
embarazo estuvo dos días con contracciones y con dolor insoportable de caderas. Lo recuerda
como uno de los peores dolores que ha sufrido en toda su vida, seguido por dolor de apéndice y
el de las piedras en la vesícula.
Su recuperación se basaba en una semana de reposo y unos cuarenta días sin alzar peso. Antes de dar a luz siempre se
sentía frágil y miedosa pero cuando todo el dolor había pasado estaba igual de
fuerte que siempre, con ganas de salir adelante con el apoyo incondicional de su
familia.
En estos dos casos, apenas han pasado cuatro décadas y destaca
el drástico cambio en el acto de alumbrar.
Actualmente, la madre y el médico pueden planificar la hora y el día exactos en que nacerá el bebé. Todo lo contrario a la época de nuestros padres o abuelos sin ir tan lejos. Antes para la madre era casi todo una incógnita, en sus últimos meses de gestación debía estar alerta para poder dar a luz en cualquier momento.
Actualmente, la madre y el médico pueden planificar la hora y el día exactos en que nacerá el bebé. Todo lo contrario a la época de nuestros padres o abuelos sin ir tan lejos. Antes para la madre era casi todo una incógnita, en sus últimos meses de gestación debía estar alerta para poder dar a luz en cualquier momento.
Las madres mediante una intervención quirúrgica
pueden reducir el dolor del parto, pero no todo es perfecto, ellas son conscientes de que eso conlleva
a una recuperación más larga que un
parto natural.
Otro cambio muy fuerte se ha dado a través de los avances
tecnológicos que mediante aparatos se pueden ver el sexo y como es el bebé físicamente
casi a la perfección. Incluso hay clínicas en algunos países muy desarrollados que
están tan avanzados en maternidad y
genética que se puede elegir el color de ojos y de pelo de tus futuros hijos.
(imagen:http://ciudadimagenes.com/index.php?cat=27&page=7 )
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